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Plantilla y Modelo de estatutos de una comunidad de bienes

Estatutos comunidad bienes
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26
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2025
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reglamento de comunidad de bienes, estatutos de propiedad compartida
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Los estatutos de una comunidad de bienes es un documento fundamental cuando varias personas comparten la propiedad o la explotación conjunta de un bien o actividad económica. 

Este acuerdo no solo regula la participación de cada copropietario, sino que también establece desde el reparto de beneficios hasta los procedimientos ante situaciones excepcionales como la salida o el fallecimiento de un socio.

Al no tratarse de una figura societaria mercantil, su regulación se encuentra en el Código Civil, especialmente en los artículos 392 y siguientes. 

En este artículo te explicamos en qué consisten estos estatutos, cuándo deberías utilizarlos, cómo redactarlos correctamente, qué deben incluir y además, te proporcionamos algunos consejos prácticos para que, dichos estatutos, tengan plena validez legal en España.

Tabla de contenido

¿Qué son los estatutos de una comunidad de bienes?

Es un acuerdo escrito entre varios copropietarios que regula cómo se gestionará un bien o actividad económica común. Aunque la ley no los exige expresamente, su ausencia puede generar conflictos en la toma de decisiones, el uso del bien o el reparto de gastos e ingresos.

Se utilizan con frecuencia en pequeños negocios familiares, alquileres conjuntos, explotaciones agrícolas, herencias indivisas o la gestión compartida de activos. El documento actúa como la “norma interna” de la comunidad y ofrece cobertura legal frente a terceros y a la propia administración pública.

¿Cuándo deberías usar estatutos de una comunidad de bienes?

Siempre que existan dos o más personas que comparten bienes, deberías considerar formalizar los estatutos. Aunque se puede constituir una comunidad de bienes sin ellos, contar con este documento protege jurídicamente a todos los copropietarios, aclara responsabilidades y permite evitar bloqueos en la toma de decisiones.

1. Para alquilar un bien entre varios propietarios

Cuando varios propietarios comparten un inmueble y desean ponerlo en alquiler, redactar estatutos específicos para esta actividad es esencial. El documento debe establecer cómo se repartirán los ingresos del alquiler (según porcentaje de participación o según se acuerde), quién se encargará de la relación con los inquilinos y la gestión diaria, cómo se cubrirán los gastos (reparaciones, suministros, tributos) y qué ocurre si uno de los copropietarios desea cesar en su participación.

Además, debe contemplar mecanismos para la toma de decisiones rápidas en caso de incidencias con los inquilinos, renovaciones contractuales, subidas de renta o procesos de desahucio. Un modelo contrato comunidad de bienes para alquiler bien redactado evita bloqueos operativos y protege los intereses de todos los copropietarios, permitiendo una explotación eficaz del activo común.

Consejo de experto: 

Si vais a alquilar un inmueble gestionado por varios propietarios, aseguraos de inscribir el contrato de arrendamiento en el Registro de la Propiedad si la duración supera los 3 años. Esto da mayor seguridad frente a terceros y protege a los copropietarios ante cambios de titularidad.

2. En negocios familiares o entre conocidos

Cuando el negocio se gestiona entre personas con vínculos personales (como amigos o familiares), los estatutos son incluso más importantes. Al inicio todo puede parecer armonioso, pero sin reglas claras, los desacuerdos pueden surgir con facilidad. Los estatutos deben establecer desde el principio las aportaciones de capital o bienes que hace cada socio, el tiempo que dedicará cada uno al negocio, cómo se remunera el trabajo y cómo se toman las decisiones fundamentales.

También deben prever qué ocurre si uno de los copropietarios quiere incorporar a un tercero, si surgen pérdidas, o si se requiere una nueva inversión. El documento no solo protege el negocio, sino que preserva las relaciones personales al evitar conflictos que puedan escalar.

3. Cuando se recibe una herencia entre varios

Una de las situaciones más comunes en las que se forma una comunidad de bienes es tras recibir una herencia entre varios herederos. Aunque inicialmente puede parecer que basta con la escritura de adjudicación, en la práctica conviene regular cómo se usará y mantendrá el bien heredado. Por ejemplo, si se trata de una vivienda, ¿quién podrá residir en ella?, ¿cómo se financiaran las reparaciones?, ¿puede vender su parte uno de los herederos sin el consentimiento de los demás?

Los estatutos permiten anticipar todas estas cuestiones: qué gastos son comunes, cómo se reparten, cómo se convoca a los demás para decisiones relevantes, o incluso si se prevé alquilar el bien para obtener ingresos. Esto resulta especialmente útil cuando los herederos residen en lugares distintos o tienen opiniones divergentes sobre el destino del bien.

4. Ante la muerte de uno de los copropietarios

La muerte de un copropietario puede generar incertidumbre legal, especialmente si no se ha previsto cómo debe actuar la comunidad en estos casos. ¿Se permite el ingreso automático de los herederos del fallecido?, ¿pueden los demás copropietarios ejercer un derecho de adquisición preferente?, ¿debe liquidarse la parte del fallecido y pagarse a sus herederos?

Todo esto debe quedar previsto en los estatutos, idealmente con cláusulas que especifiquen cómo se valora la participación del copropietario fallecido, qué plazos se manejan y qué trámites deben cumplirse. Un contrato de modificación de comunidad de bienes por fallecimiento de un copropietario suele ser necesario para documentar los cambios, pero si los estatutos ya contemplan el procedimiento, todo se simplifica, se evitan disputas familiares y se garantiza la continuidad del proyecto o de la gestión del bien.

¿Cómo redactar los estatutos de una comunidad de bienes?

La redacción debe ser precisa y adaptada al caso concreto. Aunque se puede hacer de forma privada, si se aportan bienes inmuebles o derechos registrales conviene elevarlos a escritura pública. La clave está en dejar documentadas todas las reglas de funcionamiento que los copropietarios acuerden entre sí.

Paso 1: Identificar correctamente a los copropietarios.

La correcta identificación de los miembros de la comunidad es el primer requisito para dotar de validez legal a los estatutos. Es necesario incluir el nombre completo, DNI o NIE, y el domicilio fiscal actualizado de cada copropietario. En el caso de personas jurídicas, deben constar la razón social, el CIF, el domicilio social y, si procede, los datos de inscripción en el Registro Mercantil.

Además de los datos básicos, conviene reflejar el porcentaje de participación asignado a cada uno desde el inicio, ya que este dato afectará directamente al reparto de beneficios, cargas fiscales y poder de decisión. Errores en esta sección pueden conllevar desde sanciones tributarias hasta la invalidez parcial del documento ante organismos oficiales. Por eso, cada dato debe contrastarse con los documentos de constitución o herencia que hayan dado origen a la comunidad.

Paso 2: Describir el objeto y la finalidad de la comunidad.

Los estatutos deben definir con precisión qué bien se comparte o qué actividad económica se desarrollará. Esta descripción tiene efectos legales y fiscales, y puede servir de límite objetivo a las competencias de los copropietarios. Por ejemplo, si se trata de un inmueble, hay que detallar la dirección completa, referencia catastral, uso (vivienda, local, trastero, etc.), así como las cargas si existen.

En el caso de una actividad económica, se debe incluir una explicación clara del sector, alcance, servicios que se prestarán y medios que se van a utilizar. Si hay bienes aportados (vehículos, maquinaria, cuentas bancarias), se deben enumerar y valorar. Dejar estas cuestiones poco claras puede generar conflictos posteriores si un copropietario quiere realizar operaciones no previstas (como subarrendar, modificar el destino del bien o diversificar la actividad sin consentimiento).

Paso 3: Fijar normas internas de administración.

Establecer cómo se va a administrar la comunidad es esencial para que funcione de manera ágil y sin fricciones. El documento debe indicar si habrá un administrador único, si este será elegido por mayoría, o si se optará por la autogestión colegiada mediante asambleas. También debe contemplar la periodicidad de las reuniones, el quórum mínimo para adoptar decisiones, y los mecanismos para convocarlas (por escrito, correo electrónico, con cuántos días de antelación, etc.).

Conviene regular con precisión qué decisiones requieren unanimidad (por ejemplo, vender el bien común) y cuáles pueden tomarse por mayoría simple (como realizar reparaciones menores). También se puede atribuir a un copropietario funciones de tesorería, comunicación, mantenimiento, etc., pero todo debe quedar documentado para que el resto conozca los límites de esa delegación. En comunidades sin estatutos claros, las decisiones importantes suelen derivar en bloqueos o conflictos por falta de previsión.

Paso 4: Repartir gastos y beneficios.

Aunque el Código Civil establece que, salvo pacto en contrario, los beneficios y cargas se reparten proporcionalmente a la cuota de participación, los estatutos permiten modificar esta regla de forma pactada. Por ejemplo, puede acordarse que un copropietario que se encargue de la administración cobre una retribución o que determinados gastos se dividan a partes iguales, independientemente del porcentaje.

También se puede regular si se permite la reinversión automática de los beneficios en el mantenimiento del bien, la constitución de un fondo común o la compensación de gastos personales que hayan beneficiado a la comunidad (como adelantar un pago de IBI). Incluir estos detalles protege a los copropietarios más implicados y evita malentendidos cuando hay diferencias entre lo aportado y lo recibido. Es útil fijar fechas para rendición de cuentas, cierres anuales o reparto de dividendos.

Consejo de experto: 

Siempre que se modifiquen las reglas sobre reparto económico o se acuerden compensaciones específicas entre copropietarios, deja constancia expresa y firmada. Esto evita reclamaciones futuras, especialmente si uno de los miembros abandona la comunidad.

Paso 5: Incluir cláusulas de modificación o disolución.

Las comunidades de bienes suelen crearse con la intención de durar indefinidamente, pero es esencial prever cómo deben adaptarse si las circunstancias cambian. Los estatutos deben definir el procedimiento para modificar cualquier cláusula (por ejemplo, si se necesita mayoría cualificada o unanimidad), cómo se incorpora un nuevo copropietario o cómo se gestiona la salida voluntaria de uno de ellos.

Respecto a la disolución, es fundamental prever en qué casos se produce (por acuerdo de los copropietarios, fallecimiento, finalización del objeto, inviabilidad económica) y cómo se procede al reparto de los bienes. También debe establecerse un mecanismo de liquidación que incluya la valoración de activos, cancelación de deudas y adjudicación proporcional del remanente. Incluir estas cláusulas no solo facilita la salida ordenada de la comunidad, sino que reduce el riesgo de conflictos judiciales y agiliza trámites administrativos ante Hacienda o el Registro de la Propiedad.

Consejo de experto: 

Cuando exista un desacuerdo grave entre copropietarios y no haya cláusula de salida o disolución, cualquiera puede acudir a un proceso judicial de división de cosa común. Evita esta vía incluyendo mecanismos de resolución o mediación en los estatutos.

¿Qué deben contener tus estatutos?

Para que el documento sea válido y útil, conviene seguir una estructura clara. Algunos modelos oficiales y profesionales, como el modelo constitución comunidad de bienes, ya contemplan estos apartados, pero siempre debes personalizarlos.

  • Datos identificativos de las partes : cada copropietario debe estar correctamente identificado. También conviene señalar el porcentaje de participación, ya que esto influye en las decisiones, los beneficios y las responsabilidades ante terceros o la administración.
  • Descripción detallada del bien o actividad: este apartado debe permitir identificar sin lugar a dudas qué se gestiona. Si se omite información como la referencia catastral o los límites de la actividad, se corre el riesgo de ambigüedades que pueden generar conflictos.
  • Reglas de funcionamiento interno: incluye cómo se toman decisiones, cómo se sustituyen miembros, cómo se resuelven los conflictos, si se permiten préstamos internos o qué gastos son compartidos. Todo esto debe estar alineado con la realidad práctica del grupo.
  • Cláusulas de responsabilidad y fiscalidad: la comunidad de bienes no tiene personalidad jurídica propia, por lo que los copropietarios responden personalmente con su patrimonio. Por eso es importante regular el uso del nombre común, la titularidad bancaria y las obligaciones fiscales, como la presentación del modelo 184 ante Hacienda.

Consejos prácticos para redactar tus estatutos

  • Usa un lenguaje claro y sin ambigüedades: evita expresiones vagas como “se actuará con buena fe” y opta por redacciones concretas como “las decisiones se adoptarán por mayoría del 60 % de las participaciones”.
  • Adapta el contenido a tu comunidad autónoma: las comunidades autónomas pueden tener particularidades fiscales. Si estás en Madrid, por ejemplo, la creación de una comunidad puede estar exenta de ciertos impuestos. Infórmate antes de redactar para aprovechar estas ventajas.
  • Conserva copias firmadas y actualizadas: guarda siempre copias en papel y en formato digital, con las firmas originales. Si se realizan modificaciones, vuelve a firmar el documento completo y conserva versiones anteriores para tener historial.
  • Utiliza herramientas legales confiables: con plataformas como Legally.io puedes generar un modelo estatutos comunidad de bienes ajustado a la normativa vigente y con todos los elementos esenciales para evitar errores comunes, impugnaciones o rechazos administrativos.

Consejo de experto: 

Algunas comunidades autónomas exigen presentar el contrato de comunidad de bienes para aplicar reducciones fiscales en el ITP o en el IRPF. Consulta los requisitos de tu administración autonómica antes de formalizar los estatutos.

Conclusiones clave

Los estatutos de comunidad de bienes son una herramienta clave para regular con claridad la gestión compartida de un bien o una actividad económica. 

Aunque su elaboración no es obligatoria, son muy útiles para prevenir conflictos entre copropietarios y garantizar una administración eficaz.  En ellos se establecen normas relativas a las aportaciones, la administración, el reparto de beneficios, la salida o incorporación de nuevos miembros e, incluso, la disolución de la comunidad.

Contar con unos estatutos bien redactados constituye una garantía, tanto legal como práctica, frente a terceros y entre los propios copropietarios.

Preguntas frecuentes

¿Qué es un acuerdo de comunidad de bienes?
¿Por qué necesitas un acuerdo de comunidad de bienes?
¿Cómo participa cada copropietario en el acuerdo?
¿Cómo se reparten los beneficios entre los copropietarios?
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