Home
/
Empresas
/
Contrato de sociedad civil

Modelo y ejemplo de acuerdo de unión civil

Contrato de sociedad civil
Actualizado
01
/
11
/
2025
Nombres similares
acuerdo de sociedad civil, contrato de asociación civil
+ 0más
Mostrar menos
Similar Tag Sample
Crea documentos legales rápido y sin complicaciones
Olvídate de abogados: todos los documentos tienen validez legal
Accede cuando quieras, estés donde estés
Documentos hechos a medida, según lo que necesites
Contrato de sociedad civil
Crear documento

El contrato de sociedad civil es una de las formas más sencillas para que dos o más personas unan esfuerzos y recursos con el fin de desarrollar una actividad económica común. Este documento establece las normas que regirán la relación entre los socios, su grado de participación, la administración de la sociedad y la distribución de beneficios o pérdidas.

Redactarlo correctamente es clave para evitar conflictos futuros y garantizar la validez legal de la sociedad ante terceros.

En este artículo te explicamos qué es un contrato de sociedad civil, cuándo se utiliza, cómo redactarlo paso a paso, qué elementos debe incluir y te ofrecemos recomendaciones prácticas para elaborarlo correctamente conforme a la legislación española vigente.

Tabla de contenido

¿Qué es un contrato de sociedad civil?

El contrato de sociedad civil, también conocido como civil partnership agreement, es un acuerdo mediante el cual dos o más personas se obligan a poner en común dinero, bienes o trabajo para ejercer una actividad con ánimo de lucro y repartirse los beneficios obtenidos.

A diferencia de las sociedades mercantiles, la sociedad civil no posee personalidad jurídica independiente, lo que significa que los socios responden de forma personal, subsidiaria e ilimitada frente a las deudas sociales. Este tipo de contrato se encuentra regulado en los artículos 1665 a 1708 del Código Civil español, los cuales establecen los requisitos para su constitución, las aportaciones de los socios, la administración y las causas de disolución.

La sociedad civil es una fórmula habitual entre profesionales, autónomos o pequeños empresarios que desean operar de manera conjunta sin la complejidad de una sociedad limitada o anónima.

¿Cuándo necesitas un contrato de sociedad civil?

1. Iniciar un proyecto o negocio conjunto

Cuando dos o más personas deciden emprender una actividad profesional o comercial, el contrato de sociedad civil se convierte en el marco legal que da forma a esa colaboración. Este documento permite detallar cómo se estructura la relación: quién aporta qué, cómo se toman las decisiones, cómo se distribuyen los beneficios y qué sucede si uno de los socios decide retirarse.

Además, el contrato sirve como prueba de la existencia de la sociedad frente a terceros (clientes, proveedores o la administración pública), otorgando legitimidad y estabilidad a la operación. Un acuerdo bien redactado puede incluso facilitar el acceso a créditos o subvenciones, ya que demuestra una base legal sólida y un compromiso formal entre los socios. En definitiva, este contrato no solo regula la cooperación, sino que también refuerza la confianza entre las partes y protege el futuro del proyecto.

2. Regular aportaciones desiguales o diferentes funciones

No todos los socios contribuyen de la misma manera: algunos aportan capital económico, otros bienes, contactos o experiencia profesional. El contrato de sociedad civil debe reflejar con precisión estas diferencias y establecer una equivalencia justa entre aportaciones y beneficios. De esta forma, se evita que un socio con menor inversión económica quede en desventaja o que surjan disputas por percepciones de desigualdad.

Es recomendable especificar cómo se valoran las aportaciones no monetarias, especialmente cuando se trata de trabajo, tiempo o propiedad intelectual. Por ejemplo, en una consultora donde un socio aporta capital y otro conocimiento técnico, el contrato debe definir claramente la equivalencia económica de ambas contribuciones. Esto no solo protege a cada socio, sino que también facilita la liquidación en caso de disolución o salida.

Además, el documento puede prever revisiones periódicas de las aportaciones o ajustes en la participación si cambian las circunstancias del negocio. Este enfoque dinámico evita desequilibrios a largo plazo y mantiene la equidad en la sociedad.

3. Cumplir con obligaciones fiscales y administrativas

El contrato de sociedad civil no solo tiene valor jurídico, sino también fiscal y operativo. La Agencia Tributaria requiere su existencia para asignar un Número de Identificación Fiscal (NIF) y registrar la sociedad en el Censo de Empresarios, Profesionales y Retenedores. Sin este documento, los socios no pueden emitir facturas, abrir una cuenta bancaria a nombre de la sociedad ni declarar los ingresos comunes.

Además, la formalización por escrito permite determinar el régimen fiscal aplicable (atribución de rentas o régimen general) y simplifica el cumplimiento de obligaciones contables y tributarias. En la práctica, un contrato bien elaborado ayuda a evitar sanciones por falta de documentación o por confusión en la titularidad de los ingresos.

También resulta fundamental para gestiones bancarias y comerciales: la mayoría de las entidades financieras exigen el contrato para abrir una cuenta compartida o conceder financiación. En operaciones con terceros, disponer de este documento da transparencia y seguridad jurídica, fortaleciendo la imagen de la sociedad frente a clientes y proveedores.

¿Cómo redactar un contrato de sociedad civil?

Paso 1: Identificar a los socios.

El primer paso en la redacción de un contrato de sociedad civil consiste en identificar con precisión a los socios. Cada uno debe figurar con su nombre completo, documento de identidad (DNI, NIE o CIF), nacionalidad y domicilio. Si alguno de los socios es una persona jurídica, se deben incluir su razón social, número de identificación fiscal y el nombre del representante legal que firma el contrato en su nombre. Esta información no solo determina quiénes son parte del contrato, sino que también delimita las responsabilidades legales y fiscales de cada socio. En el caso de profesionales colegiados (como abogados, arquitectos o médicos), puede ser útil añadir el número de colegiado, ya que algunos colegios exigen acreditar la participación en sociedades civiles para determinadas actividades.

Paso 2: Determinar las aportaciones de cada socio.

Las aportaciones constituyen el núcleo económico de la sociedad civil, ya que reflejan el compromiso de cada socio y definen su participación en los beneficios. No todas las aportaciones son monetarias: pueden incluir bienes muebles o inmuebles, derechos de uso, propiedad intelectual o incluso trabajo y conocimientos técnicos. Lo esencial es valorar económicamente cada aportación para establecer un equilibrio justo entre los socios.

El contrato debe especificar el tipo de aportación, su valor y la forma en que se realiza (en efectivo, transferencia, entrega de bienes o prestación de servicios). También conviene detallar si se trata de una aportación inicial o periódica y si el socio tendrá derecho a recuperar lo aportado en caso de disolución. En sociedades donde uno de los socios aporta únicamente trabajo, es recomendable definir un método objetivo de valoración (por ejemplo, un salario de referencia) para evitar conflictos sobre la proporcionalidad en los beneficios.

Consejo de experto:

Define en el contrato una metodología de valoración y exige una evidencia documental mínima (inventario firmado, tasación o baremo por hora para trabajo). Define quién realiza futuras reevaluaciones y con qué frecuencia. Así evitas disputas y facilitas la liquidación si alguien sale de la sociedad.

Paso 3: Definir el objeto y la finalidad de la sociedad

El objeto social debe describirse con claridad y precisión, ya que determina el propósito y los límites de la actividad de la sociedad. Es recomendable evitar términos amplios o genéricos como “actividades comerciales diversas”, que pueden generar inseguridad jurídica o ser rechazados por la Agencia Tributaria. En cambio, debe expresarse de forma concreta, como por ejemplo: “la prestación de servicios de consultoría tecnológica y desarrollo de software”.

Definir correctamente el objeto también delimita las competencias de los socios administradores: si un socio actúa fuera del objeto pactado, los demás podrían quedar exentos de responsabilidad frente a terceros. Además, una descripción precisa permite encuadrar correctamente la actividad dentro de los epígrafes fiscales del IAE y determinar las obligaciones tributarias aplicables. Por ello, se recomienda revisar periódicamente el objeto social si la sociedad amplía o modifica sus operaciones.

Paso 4: Establecer la administración y representación.

La administración es el mecanismo operativo de la sociedad, y su regulación influye directamente en la toma de decisiones y en la eficacia del negocio. El contrato debe establecer quién o quiénes administran la sociedad, cómo se reparten las funciones y si los administradores actúan de manera solidaria (cualquiera puede representar a la sociedad por sí solo) o mancomunada (deben actuar conjuntamente).

Además, es esencial definir los límites de representación frente a terceros, indicando, por ejemplo, si los administradores pueden firmar contratos de determinado valor sin autorización del resto de socios. También conviene precisar la duración del cargo y las condiciones para su revocación. En sociedades pequeñas, suele ser habitual que todos los socios participen en la gestión; en otras, se delega en uno solo para agilizar la operativa. Un error común es no prever qué ocurre en caso de incapacidad o fallecimiento del administrador, por lo que conviene incluir una cláusula de sustitución o sucesión temporal.

Consejo de experto:

Límites de firma y salvaguardas de control. Introduce umbrales de autorización para contratos o pagos e incorpora doble firma para operaciones sensibles. Añade un registro de decisiones y un calendario de reuniones. Si un administrador queda inhabilitado, activa un suplente automático para no paralizar la operativa.

Paso 5: Repartir beneficios y pérdidas.

El reparto de beneficios y pérdidas es uno de los aspectos más sensibles del contrato de sociedad civil. Según el artículo 1689 del Código Civil, si no se pacta lo contrario, se presume que los beneficios y las pérdidas se distribuyen en proporción a las aportaciones de cada socio. Sin embargo, esta regla puede modificarse siempre que exista acuerdo entre las partes.

Para evitar conflictos es aconsejable fijar un sistema transparente y verificable para el cálculo de los resultados, indicando el periodo contable y el método de distribución. También debe especificarse cómo se cubrirán las pérdidas (por ejemplo, mediante aportaciones extraordinarias o reduciendo la participación futura en beneficios). En sociedades donde uno de los socios aporta trabajo en lugar de capital, se puede fijar una participación mínima o un sistema mixto que reconozca su esfuerzo y compromiso. Además, el contrato puede incluir una cláusula que permita retener parte de los beneficios para reservas o reinversión, garantizando así la estabilidad financiera del negocio.

Consejo de experto:

Incorpora en el contrato una regla de reservas y un colchón mínimo de tesorería. Determina un porcentaje mínimo de beneficios destinado a reservas y flujos de caja. Señala el orden de prelación de pagos: impuestos, proveedores, deuda y finalmente reparto a socios. Esta disciplina financiera ayuda a mantener la solvencia y a reducir tensiones internas en los momentos de menor liquidez. 

Paso 6: Prever la disolución o salida de socios.

Toda sociedad civil debe contemplar las condiciones de su disolución o la salida de alguno de los socios, ya que estos eventos pueden afectar gravemente a la continuidad del negocio. Las causas más comunes de disolución son el cumplimiento del plazo pactado, la consecución o imposibilidad del objeto social, el acuerdo unánime de los socios o la pérdida total del capital. También pueden añadirse causas específicas, como la retirada voluntaria, incumplimiento de obligaciones o fallecimiento de un socio.

El contrato debe establecer el procedimiento para liquidar la participación del socio saliente: cómo se valorarán sus aportaciones, cuándo se le reembolsarán y qué ocurre con los bienes comunes. En algunos casos, conviene prever el derecho de adquisición preferente de los socios restantes para evitar la entrada de terceros no deseados. Además, puede establecerse que las disputas en este proceso se resuelvan mediante arbitraje o mediación, reduciendo costes y tiempos judiciales.

Una redacción cuidadosa en esta sección es esencial para proteger la estabilidad del negocio y garantizar una transición ordenada y justa ante cualquier cambio en su composición.

Consejo de experto:

Cláusula de salida ordenada con derecho de adquisición preferente. Define un procedimiento claro de valoración, plazos y forma de pago cuando un socio sale. Activa un derecho de tanteo para los socios restantes y contempla mediación o arbitraje para resolver desacuerdos. Ganas velocidad y seguridad jurídica en momentos críticos.

¿Qué debe contener un contrato de sociedad civil?

Un contrato completo debe incluir, como mínimo:

  • Identificación de los socios: con sus datos personales o sociales.
  • Objeto y domicilio social: indicando la actividad que se desarrollará y la dirección donde se ubica la sociedad.
  • Duración: si será indefinida o por un tiempo determinado.
  • Aportaciones y participación: qué aporta cada socio y su porcentaje de participación.
  • Administración y representación: quién toma decisiones y cómo se gestionan las operaciones.
  • Distribución de beneficios y pérdidas: método de cálculo y periodicidad.
  • Causas de disolución: por mutuo acuerdo, vencimiento del plazo o incumplimiento de obligaciones.
  • Mecanismos de resolución de conflictos: arbitraje, mediación o vía judicial.

Un contrato detallado no solo protege los intereses de los socios, sino que también facilita la gestión diaria y la toma de decisiones.

Consejos prácticos para redactar un contrato de sociedad civil

  • Utiliza un lenguaje claro y sin ambigüedades. Evita términos genéricos y define cada cláusula de forma precisa. Las interpretaciones dudosas pueden derivar en conflictos.
  • Adapta el contrato a tu tipo de actividad. No es lo mismo una sociedad civil profesional que una comercial. Asegúrate de que las cláusulas reflejan la naturaleza real de tu proyecto.
  • Documenta todas las aportaciones. Conserva comprobantes, facturas o evaluaciones de bienes aportados. Esto será clave en caso de disolución o desacuerdo.
  • Incluye cláusulas de protección y salida. Regula qué sucede si un socio incumple sus obligaciones, si fallece o si quiere abandonar la sociedad. Establece un procedimiento de liquidación justo y ordenado.
  • Genera el documento con herramientas profesionales. Con Legally.io, puedes elaborar tu contrato de sociedad civil en pocos pasos, asegurando que cumpla con los requisitos legales y que incluya todas las cláusulas obligatorias para tu caso.

Conclusiones clave

El contrato de sociedad civil es una herramienta legal esencial para formalizar una relación empresarial entre socios.

Define las reglas del negocio, asegura la equidad en la distribución de beneficios y previene conflictos.

Su correcta redacción garantiza seguridad jurídica ante Hacienda y terceros.

Utilizar plantillas actualizadas y servicios legales como Legally.io te permite crear documentos precisos, personalizados y conformes con la legislación vigente.

Preguntas frecuentes

¿Qué ventajas tiene formar una sociedad civil?
¿Qué capital mínimo debe tener una sociedad civil?
¿Es obligatorio firmar el contrato de sociedad civil ante notario?
Contrato de sociedad civil
Crear documento
Cerrar
Document Popup Title
Este es solo un ejemplo de vista previa. El documento final se ajustará a tus necesidades en función de la información que nos facilites en los siguientes pasos.
Crear documento