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Plantilla y ejemplo de contrato de desarrollo y mantenimiento de páginas web

Contrato de desarrollo de pagina web
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Contrato de desarrollo de pagina web
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Tener una web profesional es fundamental para cualquier empresa o autónomo, pero igual de importante que su diseño,  es asegurarse de que funcione correctamente, se mantenga actualizada y sea segura a lo largo del tiempo.

El contrato de desarrollo y mantenimiento de páginas web es el documento legal que regula la relación entre el cliente y el profesional o agencia responsable de crear y mantener la web. Este contrato evita malentendidos, define responsabilidades y protege los derechos de ambas partes.

En este artículo descubrirás qué es este contrato, cuándo debes firmarlo, cómo redactarlo correctamente, qué cláusulas debe incluir y algunos consejos prácticos que te ayudarán a hacerlo sin errores.

Tabla de contenido

¿Qué es un contrato de desarrollo y mantenimiento de páginas web?

Este contrato es un acuerdo legal en el que una parte (el desarrollador o proveedor de servicios) se compromete a diseñar, programar y mantener una página web, mientras que la otra parte (el cliente) asume la obligación de pagar el precio acordado y proporcionar los materiales o accesos necesarios.

Su principal objetivo es establecer una base jurídica sólida para la relación profesional, evitando posibles disputas relacionadas con plazos, calidad del servicio o derechos de autor. Además, protege la propiedad intelectual de la página web, regulando quién es el titular del código, los textos, las imágenes y el dominio.

El contrato también puede incluir servicios adicionales como optimización SEO, alojamiento web, actualizaciones periódicas, copias de seguridad o soporte técnico. En definitiva, es una herramienta clave para garantizar que el proyecto digital se desarrolle con transparencia, profesionalidad y seguridad jurídica.

Puedes consultar la normativa aplicable a la contratación electrónica y servicios digitales en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

¿Cuándo necesitas un contrato de desarrollo y mantenimiento de página web?

1. Al encargar el diseño o rediseño de una web

Cuando una empresa o profesional decide crear su primera página web o rediseñar una existente, el contrato debe firmarse antes de comenzar cualquier tarea técnica o creativa. En esta fase inicial se definen los objetivos del proyecto, la estructura del sitio, las funcionalidades requeridas (por ejemplo, formularios, tienda online o integración con CRM) y los plazos de entrega. 

Incluir estos aspectos por escrito evita discrepancias entre lo que el cliente espera y lo que el proveedor entrega. Además, el contrato establece la titularidad del diseño, del código fuente y de los contenidos generados, lo que resulta crucial si el cliente desea tener derechos plenos sobre el producto final. Este documento también sirve para fijar hitos de aprobación, revisiones y pagos parciales, aportando seguridad y previsibilidad durante el desarrollo.

2. Cuando una empresa delega el mantenimiento de su web

Una vez creada, toda web requiere un mantenimiento continuo para funcionar correctamente. Actualizaciones del CMS, revisiones de seguridad, copias de respaldo, optimización de velocidad o renovación de certificados SSL son tareas recurrentes que deben quedar expresamente contempladas en un contrato. Este acuerdo define qué tipo de mantenimiento se realiza (correctivo, preventivo o evolutivo), cada cuánto tiempo y qué nivel de soporte técnico se ofrece ante incidencias. 

También puede fijar indicadores de calidad, como tiempos máximos de respuesta o disponibilidad del servicio (SLA). En el entorno digital actual, donde la seguridad y el rendimiento son factores críticos, este tipo de contrato es indispensable para asegurar la estabilidad de la web y la continuidad del negocio. Además, protege al proveedor ante solicitudes fuera del alcance pactado y al cliente frente a la falta de atención o negligencia.

3. En colaboraciones entre agencias y freelancers

En el sector digital es habitual que una agencia subcontrate a programadores, diseñadores o especialistas externos para ejecutar parte del trabajo. En estos casos, el contrato es fundamental para proteger la confidencialidad del proyecto, evitar fugas de información y garantizar que los derechos sobre el trabajo realizado pertenezcan al cliente final o a la agencia principal.

También regula aspectos como la no competencia, la propiedad del código desarrollado y la entrega de materiales al finalizar la colaboración. Un contrato bien estructurado evita que el profesional subcontratado pueda reutilizar diseños o fragmentos de código en proyectos ajenos, lo que podría vulnerar derechos de autor o afectar la reputación de la agencia. Asimismo, permite establecer criterios de calidad, fechas de entrega intermedias y penalizaciones por incumplimiento, asegurando un flujo de trabajo ordenado y profesional.

4. En proyectos con integración de software o servicios externos

Cuando una página web incorpora sistemas complejos (como plataformas de comercio electrónico, reservas online, integraciones con APIs, pasarelas de pago o herramientas de terceros), el contrato adquiere un papel esencial. Este tipo de proyectos implica riesgos técnicos y legales mayores, especialmente en materia de seguridad de datos, licencias de uso y compatibilidad de software. 

El contrato debe detallar quién se responsabiliza del mantenimiento de esas integraciones, de la actualización de plugins o extensiones y de la corrección de vulnerabilidades que puedan surgir. También conviene incluir cláusulas sobre responsabilidad por fallos, interrupciones o brechas de seguridad, indicando los procedimientos de notificación y reparación. En definitiva, un contrato bien redactado ofrece garantías jurídicas en entornos tecnológicos complejos y previene disputas relacionadas con la disponibilidad o la seguridad del sitio.

Puedes consultar las obligaciones en materia de protección de datos en la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

Cómo hacer un contrato de desarrollo y mantenimiento de página web

Paso 1: Define el alcance y los objetivos del proyecto.

El primer paso para redactar un contrato sólido consiste en delimitar con precisión qué se va a desarrollar, con qué finalidad y bajo qué condiciones. No basta con mencionar que se creará una “página web”: debe especificarse si se trata de un sitio corporativo, una tienda online con gestión de inventario, un blog con panel de administración o una aplicación web personalizada. 

Esta descripción debe ir acompañada de una lista detallada de funcionalidades (formularios de contacto, pasarelas de pago, optimización SEO, integración con CRM o sistemas de reserva) y de los materiales que el cliente entregará (textos, imágenes, logotipos, etc.). También conviene incluir criterios de rendimiento y compatibilidad, como navegadores admitidos, velocidad de carga o diseño adaptable o responsive. Un contrato que no define con exactitud el alcance abre la puerta a disputas por tareas adicionales o costes no previstos, por lo que es recomendable acompañar esta sección de un anexo técnico firmado por ambas partes.

Consejo de experto:

Adjunta un anexo técnico con criterios de aceptación verificables (p. ej., tiempos de carga, navegadores soportados, validaciones de formularios) y un proceso de cambios: toda petición fuera de alcance se tramita como change request con impacto en coste y plazo. Añade un prototipo o mapa de pantallas para alinear expectativas y reducir retrabajos.

Paso 2: Establece los plazos de ejecución y entrega.

El calendario del proyecto es el eje de control que garantiza una colaboración fluida. El contrato debe dividir el desarrollo en fases concretas: planificación, diseño visual, desarrollo técnico, pruebas y puesta en producción. Y debe indicar la fecha de inicio, las entregas parciales y los tiempos de revisión del cliente. 

De igual modo, debe reflejar las consecuencias de cualquier incumplimiento: penalizaciones económicas, extensión de plazos por causas justificadas o suspensión del contrato si el retraso es grave. Para mayor transparencia, se recomienda incluir un mecanismo de aprobación formal en cada fase (por ejemplo, mediante correo o formulario de aceptación). Esto evita malentendidos y permite continuar con la siguiente etapa solo cuando la anterior ha sido validada. En proyectos complejos, también es conveniente incorporar un cronograma de pagos vinculado al cumplimiento de cada hito.

Paso 3: Regula la propiedad intelectual y los derechos sobre el código.

Uno de los aspectos más sensibles en este tipo de contratos es la propiedad intelectual. Por norma general, el desarrollador mantiene los derechos de autor sobre el código y el diseño, aunque el cliente recibe una licencia de uso. Sin embargo, si el cliente desea obtener la propiedad total del código fuente y del material gráfico, esto debe quedar claramente estipulado mediante una cláusula de cesión exclusiva y permanente. 

Esta sección también debe aclarar si el desarrollador podrá reutilizar fragmentos de código, plantillas o librerías en futuros proyectos, y si el cliente podrá modificar la web sin requerir autorización. En algunos casos, puede establecerse una cesión parcial: por ejemplo, el cliente posee los derechos sobre el contenido y el diseño, pero no sobre las herramientas propietarias utilizadas. Detallar estos límites previene disputas futuras sobre la autoría o el uso indebido del software. Además, es importante especificar si el contrato incluye la entrega del código fuente o solo del producto final funcional.

Consejo de experto: 

Incluye una matriz de titularidad (qué es del cliente, qué es del proveedor y qué es de terceros) y un inventario de dependencias open-source con sus licencias. Exige una SBOM (Software Bill of Materials) y define la entrega del repositorio: acceso al control de versiones, historial de commits, pipelines de CI/CD y documentación de compilación.

Paso 4: Define el mantenimiento y soporte técnico.

Una web no termina cuando se publica: requiere mantenimiento continuo para conservar su seguridad, estabilidad y compatibilidad tecnológica. Por eso, el contrato debe distinguir entre mantenimiento correctivo (reparación de errores o fallos de seguridad), preventivo (actualizaciones de plugins, copias de seguridad, revisiones de rendimiento) y evolutivo (incorporación de nuevas funcionalidades o mejoras estéticas). 

Cada tipo de mantenimiento debe tener un coste, frecuencia y tiempo de respuesta definidos. También se recomienda incluir indicadores de servicio o SLA (Service Level Agreement), que establezcan los plazos máximos de atención y las vías de comunicación disponibles. En esta cláusula debe indicarse si el servicio se presta de forma puntual o mediante suscripción mensual, y qué sucede si el cliente incumple los pagos o no autoriza las actualizaciones. Asimismo, conviene aclarar la responsabilidad del desarrollador frente a vulnerabilidades causadas por software de terceros.

Consejo de experto: 

Establece SLA por severidad (p. ej., S1 caída total, S2 funciones críticas, S3 mejoras), ventanas de mantenimiento y política de backups 3-2-1 con pruebas de restauración documentadas. Pide monitorización y alertas con métricas mínimas (disponibilidad, errores, uso de CPU/RAM) y un plan de respuesta a incidentes con tiempos de contención y comunicación.

Paso 5: Detalla las condiciones económicas.

En esta sección se recogen todos los aspectos financieros del contrato. Debe establecerse el importe total del desarrollo, la forma de pago (por hitos, mensualidades o un pago único al finalizar), las fechas de facturación y los métodos aceptados. También conviene diferenciar los costes iniciales del desarrollo y los costes recurrentes del mantenimiento. 

Para proyectos complejos, conviene incluir una cláusula de revisión de precios que permita ajustar el importe en caso de ampliaciones del alcance, cambios solicitados por el cliente o gastos imprevistos derivados de licencias, hosting o software de terceros. Además, debe detallarse qué ocurre en caso de impago o retraso: suspensión del servicio, intereses o resolución del contrato. La transparencia económica genera confianza y evita conflictos por expectativas no alineadas.

Consejo de experto: 

Usa una estructura de precios antifricción: precio por hitos del desarrollo y bolsas de horas para evolutivos; define tarifa de urgencia y mínimo facturable por intervención. Añade una cláusula de revisión de precios indexada a ampliaciones de alcance o a costes de terceros (licencias/infraestructura) y un escrow del código en proyectos críticos.

Paso 6: Añade cláusulas de confidencialidad, resolución y jurisdicción.

Las cláusulas finales garantizan la seguridad jurídica del acuerdo. La confidencialidad protege toda la información técnica, comercial o estratégica compartida durante el proyecto, impidiendo su divulgación sin autorización expresa. La resolución contractual permite a cualquiera de las partes poner fin al contrato si la otra incumple gravemente sus obligaciones, previa notificación formal. 

Por último, la jurisdicción y legislación aplicable determinan qué leyes regulan el contrato y ante qué tribunales se resolverán los posibles conflictos. En España, lo habitual es aplicar el Código Civil y la Ley de Propiedad Intelectual, aunque las partes pueden pactar otra legislación si una de ellas se encuentra en el extranjero. Es recomendable también incluir una cláusula de mediación o arbitraje previo para intentar resolver disputas sin llegar a juicio, lo que puede ahorrar tiempo y costes.

Qué debe contener un contrato de desarrollo y mantenimiento web

  • Identificación de las partes: datos completos del cliente y del proveedor.
  • Objeto del contrato: descripción del trabajo y de los servicios incluidos.
  • Alcance técnico: funcionalidades, tecnologías y entregables definidos.
  • Propiedad intelectual: titularidad del código, diseño y contenidos.
  • Plazos y calendario: fechas de entrega y mecanismos de revisión.
  • Condiciones de pago: importe, método y periodicidad.
  • Mantenimiento: tipo de soporte, frecuencia y límites del servicio.
  • Confidencialidad: protección de datos e información sensible.
  • Duración y finalización: causas de terminación anticipada.
  • Jurisdicción: ley aplicable y tribunales competentes.

Cada cláusula debe ser clara, específica y redactada sin ambigüedades para evitar interpretaciones erróneas. Cuanto más detallado sea el contrato, menor será el riesgo de conflicto.

Consejos prácticos para redactar este contrato

  • Adapta el contrato al tipo de proyecto: No es lo mismo un contrato para una web corporativa que para una tienda online con pasarela de pago. Ajusta las cláusulas al tamaño, complejidad y duración del proyecto.
  • Establece políticas claras de mantenimiento: Define qué tareas están incluidas y cuáles no. Si el cliente solicita cambios adicionales, el contrato debe prever tarifas por hora o paquetes de actualización.
  • Incluye cláusulas de garantía y soporte post-lanzamiento: Una garantía de funcionamiento por un periodo determinado (por ejemplo, 60 días) genera confianza y protege al cliente ante posibles errores tras la entrega.
  • Cumple con la normativa de protección de datos: Si el desarrollador accede a información personal o administra bases de datos, deberá incluir una cláusula de encargado del tratamiento conforme al RGPD.
  • Utiliza herramientas legales profesionales: Con Legally.io, puedes crear y personalizar un contrato de desarrollo y mantenimiento web ajustado a la normativa española. Su sistema genera documentos validados por expertos, con plantillas actualizadas y listas para firmar digitalmente, evitando errores y garantizando la validez jurídica.

Conclusiones clave

El contrato de desarrollo y mantenimiento web es imprescindible para garantizar transparencia, cumplimiento y protección legal entre cliente y proveedor. 

Permite definir con precisión qué se entrega, cuándo, cómo se mantiene y quién posee los derechos de uso.

Un documento detallado evita disputas, protege la propiedad intelectual y fortalece la relación comercial.

Crear y gestionar este contrato con herramientas jurídicas confiables, como Legally.io,te asegura un resultado profesional, conforme a la ley y adaptable a tus necesidades.

Preguntas frecuentes

¿Por qué es importante firmar este contrato?
¿Cuándo debe firmarse?
¿Quién conserva la propiedad del código fuente?
¿Debe incluir cláusulas de protección de datos?
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